Todo cambia. La voluntad del hombre, cansado de la lucha, en conflicto continuo con un ideario tallado a conciencia, ha dado paso a las sombras chinescas. El miedo a la tradición, hoy por hoy, no es más que miedo por tradición al miedo mismo. Polvo cubriendo el eco de teatros, salas de proyecciones…hasta el mismo corazón del romanticismo heredado. El oído pierde el timbre en favor del culto al ojo. La música queda relegada a acompañar la evolución del silencio, mientras el espíritu se sirve de dioses a la carta. Todo cambia a ritmo continuo…

Así pues, mejor dedicarse al cine.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Crítica: Terciopelo azul (Blue Velvet, 1986)

-Te he dicho que me llames "papi"

Sinopsis: Una mañana, Jeffrey Beaumont (Kyle MacLachlan), después de visitar a su padre en el hospital, encuentra entre unos arbustos una oreja humana. La guarda en una bolsa de papel y la lleva a la comisaría de policía, donde le atiende el detective Williams (George Dickerson), que es vecino suyo. Comienza así una misteriosa intriga que desvelará extraños sucesos acontecidos en una pequeña localidad de Carolina del Norte.

Terciopelo azul se consolida como parte de uno de los gérmenes del imaginario del director estadounidense, David Lynch. El Estado de Bienestar, con sus supuestas felicidades sociales, sus bailes de fin de curso, sus capitanes de equipo de fútbol americano, padres rigurosos, madres floreros, y ante todo, un aire viciado y negro, que sólo consigue envolver al espectador más y más dentro de la historia que cuenta.
Lynch consolida a uno de sus actores fetiches, Dennis Hooper, quien un par de años más tarde protagonizaría "Twin Peaks", (¿Quién mató a Laura Palmer?) quien en un tono alejado de dramatismos shakespearianos sirve de hilo conductor para someternos al test de intriga que ofrecen los acontecimientos policíacos, mediante un cine negro cuidado, pero con clara denominación de origen. La otra parte de la película consiste en la utilización de recursos expresivos y experimentales con los cuales aumentar la tensión y las emociones que aportan las diferentes escenas.
Como elemento guía e imprescindible se encuentra la banda sonora, compuesta y re-interpretada por Angelo Badalamenti, que girando en torno al tema "Blue Velvet" de Bobby Vinton, interpretado por Isabella Rosellini, que más que una canción de acompañamiento es un catalizador de la esencia de esa etapa de bienestar dentro de los EEUU, donde la sonrisa está a la orden del día, y el corazón en un puño, tras los ojos inquietos de una juventud con hambre de vida.
Cuidada en cada uno de sus planos, e innovadora en cuanto al lenguaje, consigue atraer desde el comienzo y hacer que pongamos la oreja para oír cada pequeño ruido para no perder detalle, mientras cerramos los ojos, vestidos con ese terciopelo azul, que es cada emoción, en cada individuo, a punto de volverse loco.

                                                                                                                                               J. P De Cosa

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